Acabo
de recibir con gran pesar la noticia de que la editorial Libros del Silencio desaparece. Tras el tremendo mazazo de la
muerte a principios de año de Gonzalo
Canedo, su creador, los esfuerzos del equipo editorial por continuar su
obra han resultado infructuosos frente a las dificultades financieras que venía
arrastrando el sello barcelonés.
Uno de los primeros títulos (Enero 2010)
Como
homenaje al editor y a todos los que han hecho posible esta notable aventura
editorial independiente desde 2009, reproduzco a continuación la nota de prensa con toda la información:
Libros del Silencio cesa sus actividades
La falta de su fundador, fallecido en enero del
presente año, y los problemas económicos que llevaba tiempo arrastrando llevan
a la editorial a presentar concurso de acreedores.
Lamentamos
comunicar que, pese a la decidida voluntad de los herederos de Gonzalo Canedo y
al trabajo del presente equipo editorial, la pérdida irreparable del fundador y
único socio de Libros del Silencio, aparejada a una serie de complicaciones
financieras que han terminado resultando insorteables, ha obligado a la empresa
a presentar un concurso de acreedores que se hará efectivo este mismo mes de
septiembre.
Fundada
en enero de 2009, Libros del Silencio empezó su actividad en noviembre del
mismo año y deja como legado un catálogo de 52 títulos (el último de ellos, Carmen
Amaya 1963, aparecido el pasado mes de mayo) que se caracteriza por su
rigor y heterogeneidad, y que se diseñó tratando de cumplir con un único
propósito: el de dar salida a obras en las que primase lo literario entendido
según una idea personal e inclusiva. A lo largo de estos casi cuatro años de
apasionada andadura, y gracias a la tenacidad editora y el empeño constante de
Gonzalo Canedo, Libros del Silencio ha lanzado a nuevos talentos nacionales
(Carlo Padial, Iván Repila o Princesa Inca) y rescatado a figuras fundamentales
de nuestra tradición (Quevedo, Lois Pereiro, Carlos Casares); puesto en
circulación obras clave de un buen número de clásicos modernos (como Robert
Stone, John Hawkes o B. S. Johnson), descubierto a voces poderosísimas y ya
consagradas (como las de Donald Ray Pollock o Patrick deWitt) y desenterrado
piezas maestras que nos eran casi desconocidas (La familia Máshber, de
Der Níster, o Las desventuras del príncipe Sternenhoch, de Ladislav
Klíma); se ha apuntado tantos en novela, relato, poesía y ensayo, y ha
supuesto, en fin, una alternativa que, queremos creer, ha hecho honor a su
voluntad de independencia y su apuesta por la calidad, y que, pese a lograr un
merecido reconocimiento a su propuesta, se ha visto finalmente perjudicada de
un modo fatal por la grave coyuntura económica del país y los cambios y la
incertidumbre que afectan a todas las esferas del sector editorial.
Libros
del Silencio quiere agradecer su inestimable labor a todos aquellos que,
durante todo este tiempo, han contribuido decisivamente a cumplir con los
estándares de calidad marcados, aportando numerosas horas de trabajo
disciplinado e incansable para que nuestros libros tomaran forma en óptimas
condiciones (empleados, traductores, correctores, maquetadores, ilustradores e
impresores), así como a los que han sido esenciales para que, una vez salidos
de imprenta, esos mismos títulos llegaran con éxito a su destino
(distribuidores, libreros, periodistas, críticos), y, muy especialmente, a
aquellos que se encuentran en los dos extremos del proceso editorial, y sin los
cuales no hubiera sido posible nada de esto: los autores que han confiado en
nosotros para dar a conocer sus obras y los lectores que han invertido en
ellas, de entre una oferta tan atractiva como difícilmente abarcable, su tiempo
y su dinero. Ha valido la pena.
Hasta
siempre.
El
equipo editorial.
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