jueves, 8 de noviembre de 2012

Algún día este libro te será útil





La adolescencia siempre es una etapa vital llena de conflictos. Una época en la que creemos tener respuestas sencillas y precisas para buena parte de los problemas que atenazan a los adultos, pero con frecuencia carecemos de una visión clara respecto a nuestro propio futuro. Las dudas, los temores, la indecisión y las opiniones ajenas -casi siempre opuestas a las nuestras- se van agolpando sin tregua y todo es cuestionado o cuestionable.

En este continuo proceso de centrifugado mental se encuentra James Sveck, el narrador y protagonista de esta novela, un joven e inteligente neoyorquino de dieciocho años que acaba de terminar el colegio y que no tiene claro qué rumbo tomar. De momento, pasa el verano en Manhattan trabajando (o algo parecido, dada la escasez de clientela) en la galería de arte de su madre, una cincuentona en plena deriva sentimental tras romper su tercer matrimonio durante la luna de miel.

“La mayoría de la gente cree que las cosas no son reales si no se expresan verbalmente, y que es el acto de expresarlas y no el de pensarlas lo que las legitima. Supongo que por ese motivo uno siempre quiere que otro le diga «te quiero». Yo pienso lo contrario, que los pensamientos son más reales cuando se piensan, que expresarlos los distorsiona o diluye, que es mejor que permanezcan en la oscura capilla de aeropuerto de tu mente, donde el clima está controlado, que si los sueltas y les da el aire y la luz se alterarán, como una película fotográfica expuesta por accidente.”

A este desalentador panorama se une la tensa relación amor-odio de James con su hermana Gillian, tres años mayor y mucho más desenvuelta, que sale con un profesor universitario casado que seguramente le dobla la edad. Para acabar de aderezar el retrato de familia tenemos al padre del protagonista, Paul, un ocupadísimo y exitoso hombre de negocios que, tras su divorcio seis años atrás, reparte su vida entre el trabajo y las relaciones con una larga sucesión de mujeres mucho más jóvenes que él que parecen lucir las mismas “mechas” rubias de aspecto artificial en su bonito cabello castaño, por lo que la comunicación con su hijo dista mucho de ser fluida.


Peter Cameron (foto tomada de su web)
 

Pero lo que de verdad preocupa a James no es su caótica familia sino el no estar seguro de querer ir a la universidad. No es que no quiera seguir recibiendo una buena educación; lo que realmente le gustaría es comprarse una vieja casa en el medio oeste, en Kansas o tal vez en Indiana, donde poder encerrarse a leer todo el día sin ser molestado. Porque ese es el principal problema del joven Sveck: que odia relacionarse con gente de su edad, ya que piensa que no tiene nada en común con ellos. Así pues, la perspectiva de compartir con estos aburridos varios años de su vida en la prestigiosa Universidad de Brown –donde ha sido admitido- le desmotiva completamente.

Para poner algo de orden en su confusa vida, sus padres deciden enviarlo a la Dra. Adler, una peculiar psiquiatra capaz de exasperar al pobre James en cada una de las sesiones. El único refugio ante tanta zozobra espiritual es la abuela Nanette (su ser humano predilecto), que espera con ilusión las visitas del nieto y siempre le ofrece los consejos que los demás parece que se empeñan en ocultarle.

“…de repente, durante uno o dos segundos, vi con claridad que no querer ir a la universidad se debía en parte al deseo de no avanzar, pues me encantaba estar donde me encontraba en aquellos momentos, un deseo inequívoco y profundo: allí sentado, en la cocina de mi abuela, tomando café recién hecho en una taza de porcelana y no en un vaso de papel con una tapa de plástico perforada, sentado en la cocina perfectamente ordenada y con la puerta trasera abierta para que penetrara en la casa un poco de brisa, el reloj eléctrico encima del fregadero zumbando imperceptiblemente día y noche y el suelo de linóleo desgastado de tantos años de fregar y refregar y tan suave como gamuza, mi abuela sentada delante de mí con un vestido que probablemente se compró hace cuarenta años y que se ha puesto un millar de veces desde entonces, escuchándome, aceptándome, al parecer, como nadie más lo hace y, en el exterior, el tranquilo sábado de verano, el mundo a nuestro alrededor aún no violado del todo por la estupidez, la intolerancia y el odio.”

Esta estupenda y divertida novela de iniciación también trata de la vida en Nueva York tras los atentados del once de septiembre, de política, cirugía estética, arte contemporáneo, relaciones de pareja, identidades sexuales que despuntan y muchas cosas más. Peter Cameron (Pompton Plains, Nueva Jersey, 1959) nos habla a través de James de la vida actual en la Gran Manzana, -con sus múltiples caras y sus contradicciones- mediante una prosa sencilla, muy cercana al lector. Llena de anécdotas y situaciones hilarantes, Algún día este dolor te será útil es uno de los éxitos de ventas en este año de Libros del Asteroide. Y es que es difícil resistirse a seguir a este sensible y espabilado comedor de bocadillos de huevo frito por las calles de Manhattan...


P.S.: Esta reseña participa en la elección del libro del año 2012 que organiza en su web el equipo de PriceMinister, a quienes agradezco el envío del ejemplar.

Algún día este dolor te será útil, Peter Cameron
Traducción de Jordi Fibla
Libros del Asteroide, 2012, 248 páginas, 18,95

2 comentarios:

  1. Hola Pedro. Acabo de descubrir tu blog debido al comentario que has dejado en el texto que he publicado hoy sobre esta novela. Es cierto que no compartimos la misma opinión. Sé que uno de mis problemas con el libro fue no saber de antemano que se trataba de una novela juvenil. Un dato nada despreciable. Por lo demás, repito lo que he dejado en otros comentarios, James y sus aires de superioridad pudieron conmigo. Y, además del personaje, el autor adopta un tono demasiado melodramático. No sé; no consigo entender como un chico retraído como James se presenta en una fiesta, en la que no conoce a nadie, para desvelar su identidad al manager de la galería. A esto se suma su final..todo solucionado en un piz paz..Bueno, no quiero excederme. Gracias por comentarlo. Un saludo,

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  2. Hola, Marisa. Gracias por el comentario y por pasarte por mi blog. Sigo "Livros y más libros" desde hace unos meses y me gusta tanto tu estilo/ojo crítico como los autores que reseñas (por poner sólo un ejemplo, no es muy habitual ver reseñas sobre Unica Zürn en la blogosfera). Respecto a la novela de Cameron, simplemente yo sabía lo que me iba a encontrar antes de leerla y quizá por eso disfruté de ella como un divertimento sin más, no esperando un texto sesudo o denso sobre la adolescencia. De todas formas, si a todos nos gustara lo mismo, esto de la literatura sería muy aburrido, ¿no?
    Saludos.

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